Por: MDA. Juan Camilo Mesa Jaramillo
Para muchos el 2019 nos presenta un panorama lleno de retos y oportunidades. Por un lado, tenemos incertidumbre por las acciones emprendidas por el nuevo gobierno, pero por el otro, el mercado mundial y principalmente el de Estados Unidos, ha visto con buenos ojos varias de las decisiones del nuevo presidente mexicano.
Seamos honestos, todos queremos un país con menos pobreza, menos corrupción y más desarrollo, y justo esos son los principales puntos presentados por Andrés Manuel López Obrador.
Si analizamos nuestros ingresos, vemos que México vive del petróleo en primer lugar, el cual va a desaparecer… sí, leyó bien, desaparecerá; y quizá físicamente no, pero el mundo cada vez usará menos este combustible, pues el paso al uso masivo de los vehículos eléctricos está a la vuelta de la esquina, pero, además el mundo ya no quiere usar derivados del petróleo como el plástico, así que pensar en vivir del petróleo en el futuro, es un error que nos podría costar caro. Quizá desde este razonamiento sea inviable el querer construir más refinerías en México. Nuestro país, y gracias al gran conocimiento que ha adquirido con las plantas automotrices, debería sumarse de inmediato al desarrollo de vehículos eléctricos.
Nuestro segundo ingreso son las remesas que nos envían nuestros compatriotas que se la están jugando fuera de México, en especial, en Estados Unidos. Recordemos que, a nuestro Estado, por ejemplo, le llegan 1.6 millones de dólares al día, y a todo el país en un año, cerca de 30.2 mil millones de dólares, lo que definitivamente nos hace bastante dependientes de nuestro vecino del norte, y de su presidente “cambiante”, que, ante un problema con nuestro país, pudiera amenazar con reducir estos envíos, lo que nos dañaría enormemente nuestra economía.
El tercer ingreso, y el de mayor proyección, desde mi punto de vista, es el turismo. México recibe cerca de 22 mil millones de dólares al año por este rubro, y recibe a más de 40 millones de visitantes.
Este ingreso podría convertirse en nuestra nueva “mina de oro” si lo sabemos manejar. En el ranking 2018 de las ciudades más visitadas de 2018, aparece en primer lugar Hong Kong seguida de Bangkok, Londres y Singapur, pero en el lugar 23 aparece nuestro bello Cancún, y en el 88 la CDMX. Además, la revista Travel + Leisure destacó a San Miguel de Allende como el mejor lugar del mundo para vivir.
México perfectamente podría vivir del turismo como lo hacen muchos países europeos. De allí que la construcción del tren maya sea un excelente proyecto, y la cancelación del nuevo aeropuerto, una pésima idea.
Un turista busca diversión, conectividad y seguridad. En el primer punto estamos sobrados, pues contamos con TODO: lugares mágicos, arquitectura prehispánica, colonial, playas hermosas, turismo ecológico, arquitectónico, de seminarios, en fin, nuestro país podría atraer a más de los 40 millones que nos vistan cada año.
Luego, para un turista, está la conectividad, y allí no estamos bien. Nuestro aeropuerto principal esta sobresaturado, las aerolíneas de bajo costo cubren pocas rutas y horarios, la gran mayoría de nuestras carreteras son inseguras y nuestro sistema ferroviario es prácticamente inexistente para pasajeros. Allí tenemos una gran área de oportunidad, conectar al país de mejor y más eficiente manera.
Luego está la seguridad. Allí estamos completamente reprobados, pues somos uno de los países más inseguros del mundo. Tenemos más de 300 mil muertos en dos sexenios, por lo que este aspecto necesitamos controlarlo para generar confianza en nuestros visitantes.
México necesita un rumbo en sus ingresos para generar un futuro esperanzador, y el turismo es sin lugar a dudas el camino inmediato que deberíamos tomar para garantizar que nuestro país pueda crecer y mejorar la distribución de la riqueza.