MDA. Juan Camilo Mesa Jaramillo
Así no, señor presidente. Si lo que usted busca es un México mejor, la educación debe ser una prioridad.
Nuestro México es un país sumamente desigual. Mientras el 82% de los sudcalifornianos más pobres consiguen salir de la pobreza mejorando sus condiciones, el 77% de los chiapanecos nacidos en pobreza, se quedan allí.
Los estados en donde la población se estanca más en la pobreza son Guerrero, Veracruz, Oaxaca y Chiapas.
Los hidrocálidos quizás no entendamos la verdadera realidad de México, pues nuestro estado lleva 10 años creciendo en promedio casi un 6%, además de que el 87% de los más pobres logran mejorar sus condiciones y apenas un 15% de nuestra población vive en la pobreza, un 67% menos que en el año 2008 según cifras del Coneval – Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social-.
En México tenemos a un solo hombre que acumula cerca de 70 mil millones de dólares, y tenemos alrededor de 70 millones de personas con algún grado de pobreza, según cifras de la OCDE – Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos-. Según un estudio de la BBC, el 1% de los mexicanos acumulan el 95% de la riqueza del país. Como podemos observar, la gran desigualdad en México es quizás uno de los principales retos para lograr un país mejor.
El actual presidente llegó a esa silla apostando por sus ideas de construir un México con más oportunidades, un México menos desigual. Su apuesta por los más pobres la debemos celebrar, pues ya es insostenible lo que estamos viviendo; el grave problema es que quizás nuestro presidente no tenga muy claro el camino a seguir para lograr equilibrar a México.
Si bien el discurso del presidente se enfoca en disminuir las desigualdades, y apostar por el sur del país, considero que los programas aún distan mucho de lo que el país requiere para sacar a las personas de la pobreza. Estoy convencido de que regalando ‘cosas’ a la gente, es imposible lograr el objetivo.
México necesita básicamente dos líneas de acción para cambiar su realidad:
1. Educación, educación y más educación. Así que los últimos recortes presupuestales a la Educación Superior Pública es una contradicción tremenda en el discurso del presidente.
2. Mejorar la economía y apostar por el emprendimiento en todos los niveles. El emprendimiento es el camino para mejorar el país, y debemos enseñarlo desde temprana edad. Nuestra gente del sur y la de todo México debe entender cómo detectar áreas de oportunidad para hacer negocio, y el gobierno debe apostar con capacitación y recursos para detonar microeconomías locales que se vayan fortaleciendo en el mediano plazo.
Aún sigo creyendo que es muy pronto para evaluar las acciones y programas del presidente, pero cuando nos manda señales de disminuir los recursos para educación, o de recortar programas para emprendedores, creo que se equivoca, pues ningún país desarrollado en el siglo XXI ha logrado crecer sin un buen sistema educativo, y sin invertir en la creación de más y mejores emprendedores.
Así no, señor presidente. Invierta en mejorar la educación en el sur, en todo el país. Necesitamos capacitar y evaluar a nuestros docentes. Nuestras escuelas y universidades deben tener lo mejor para competir en el siglo XXI. Recortar en los mencionados rubros es un grave error que nos llevará a tener mucha más pobreza de la que tenemos hoy. Y no se olvide de que los emprendedores han sido y serán el motor de la economía.