El pasado 24 de abril se cumplieron 125 años de la inauguración de la plaza de toros San Marcos, sin duda una de las plazas de toros más bellas de nuestro país y que ha visto el desarrollo de grandes figuras actuales del toreo.
Por su ruedo la San Marcos ha visto desde jóvenes becerristas hasta a los más grandes matadores del mundo, como es el caso del gran maestro Manolete.
El legado de “Manolete” se mantiene indeleble a 72 años de su trágica muerte (29 de agosto de 1948) su herencia al toreo no se esfuma, por el contrario, se acrecenta, al igual que su leyenda.
Manuel Laureano Rodríguez Sánchez “Manolete” nació en Córdoba, España y es recordado como el “Rey del Toreo”. Le bastó una década para convertirse en mito tras morir en la plaza española de Linares a consecuencia de la cornada que le infirió el toro Islero de la ganadería Miura.
Conocido como El “Cuarto Califa de Córdoba”, creció en un ambiente convulsionado tanto en España cuanto en el mundo. Su toreo tuvo la grandeza de mantenerse por encima de la Guerra Civil Española (1936-1939), pero en especial de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Por ello el escritor español Juan Soto Viñolo lo consideró El “Torero para olvidar una Guerra”.
Su personalidad y su arte taurino enloquecieron a los aficionados tanto taurinos como no taurinos del mundo, llegando a ser un fenómeno social.
El Toreo de Manolete hacía que la afición sintiera cada movimiento cuando él estaba en el ruedo, transmitía el arte, el valor y la técnica delante de la cara del toro; desarrolló una técnica que modificó los terrenos del toro y del torero, por lo que logró que la lidia evolucionara y marcó la pauta a seguir para todos los toreros que le sucedieron.
El pasado 5 de Febrero se cumplieron 74 años de la única presentación del Monstruo de Córdoba en la hoy centenaria Plaza de Toros San Marcos, en lo que constituyó su penúltima actuación en América, pues cuatro días después toreó en Mérida y regresó a España para allí encontrarse con su destino.
En dicho cartel alternaron El Monstruo de Córdoba, Manuel Rodríguez Manolete, Luis Procuna y Chicuelín, lidiando toros de la ganadería local de Peñuelas.
Inicialmente se habían anunciado que los toros a lidiarse serian de la ganadería de Pastejé pero por cuestiones de salubridad animal no se concedió el permiso de que los toros vinieran a Aguascalientes evitando así el contagio de la epizootia.
Como era de esperar los boletos para la corrida se vendían de manera rápida, pero como dato curioso la plaza no se llenó y esto se debió a que muchos aficionados no habían adquirido su boleto pues esperaban que se anunciara que ganadería sustituiría a Pesteje y como los toros no se pusieron a la vista del público sino hasta el día del festejo muchos aficionados pensaron no sería una buena tarde con ganado que desconocían hasta el momento.
Pera grata fue la sorpresa para los asistentes pues los toros de la ganadería de Peñuelas dieron todas las facilidades para que los tres matadores se lucieran e hicieran faena. Don Miguel Dosamantes Rul, propietario de la ganadería envió un lote terciado pero de mucha bravura y nobleza. De los seis toros presentados cuatro fueron excepcionales mostrando un toro mexicano de casta.
Esa tarde el matador Procuna cortó oreja y rabo del segundo y quinto; Chicuelín obtuvo iguales apéndices en el sexto y Manolete hizo una gran faena, pero no tuvo suerte con la espada y se le fueron las orejas.