Por: M.D.A. Juan Camilo Mesa Jaramillo
Rector de la Universidad Cuauhtémoc
La violencia de México es un tema que nos debe preocupar y ocupar. Cada año vemos con profunda tristeza los resultados de una guerra que no hemos entendido y aceptado, y mientras esto no suceda, seguramente las cifras seguirán aumentando.
El origen de este conflicto es claro, México es un país sumamente desigual y la alternativa del narcotráfico se está convirtiendo en el camino para muchos mexicanos sin oportunidades. El otro aspecto importante es nuestra posición geográfica, pues nos hemos convertido en el centro mundial de distribución de las principales drogas. El tercer elemento que complica todo, es la corrupción de nuestro país, pues ésta ha permeado en casi todas las corporaciones y órganos de gobierno, por lo que combatir a los grupos al margen de la ley, se convierte en una tarea titánica, compleja y sin los resultados esperados.
Los datos son crudos, en el gobierno de Felipe Calderón, tuvimos 121.603 homicidios; con Peña Nieto esta cifra se subió a 156.437. Con el actual presidente, en 2020 tuvimos 35.484 homicidios, con todo y los 100.000 elementos de la Guardia Nacional. Para el 2021, no iniciamos muy bien, pues en el primer cuatrimestre del año acumulamos 11.595 homicidios, lo que nos presenta un panorama desolador para esta violencia sin control en la que seguimos en el país.
Hace unos días el presidente de México señaló que sus opositores lo están culpando de la violencia generada por los cárteles de la droga a pesar de que este problema según el presidente es una “herencia” de los gobiernos anteriores. “Llegamos al gobierno y nos encontramos todas estas bandas, estos grupos, y estamos haciendo un esfuerzo por garantizar la paz, no con los métodos de ellos, sino atendiendo las causas que originaron la violencia del país: la corrupción, desigualdad económica y social. Vamos avanzando poco a poco, pero a lo seguro para pacificar al país”.
Bien vale la pena analizar las frases del presidente, pues tiene mucha razón en señalar que las causas principales de esta violencia se deben a la desigualdad terrible que tiene México entre riqueza y pobreza, y a una corrupción que limita los resultados de las acciones.
En lo que creo que se equivoca el presidente es en pensar que la solución para un tema tan complejo como el narcotráfico, y la violencia que este genera, se resuelva con la entrega de ayudas a las familias más vulnerables del país, pues estas ayudas definitivamente no resuelven los problemas de fondo, ya que lo que realmente nuestro país necesita es sentar las bases de un desarrollo educativo y empresarial para todos los habitantes del país, pues sentando bases parejas, seguramente cada familia vulnerable logrará escalar y mejorar la dura realidad que seguramente viven en la actualidad.
También creo que el presidente debe buscar otro camino para resolver esta situación, pues sus acciones en dos años no han generado ninguna mejora frente al flagelo que nos genera el narcotráfico y su violencia. Quizás sea el momento para buscar alternativas disruptivas y atrevidas que nos lleven a sentar las bases del México pacífico en el que todos soñamos vivir.
Correo: rectoria@ucuauhtemoc.edu.mx