ESTAMOS EN 200 PUNTOS DE DISTRIBUCIÓN EN AGUASCALIENTES

ADIÓS SEGURO POPULAR

Por: Dr. Salvador Cardoso Castañeda

Es inadmisible que el presidente López Obrador esté dando por terminado el Seguro Popular en Salud que se creó en nuestro país en el periodo en el que Vicente Fox fue presidente, y que tanto trabajo costó en México su institución.

En días recientes, el presidente anunció la creación del Instituto de Salud para el Bienestar, mismo que será dirigido por uno de sus amigos tabasqueños, llamado Juan Antonio Ferrer, dando por terminado así, el Seguro Popular.

El primer sistema de seguridad social que se estableció en México fue en el año de 1905, bajo el mandato del presidente Porfirio Díaz y con la creación del Hospital General de México. Una década después se conformó el Consejo de Salubridad General y el departamento de Salubridad, ambos incluidos en la elaboración de la Constitución en 1917.

Muchos años después, en 1940, hubo una alianza entre trabajadores, patrones y gobierno, y se logró la creación del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

En 1959, 19 años después, se logró la creación del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE). Casi 30 años después, se dio espacio para la creación del Instituto Nacional de Salud Pública, para el Programa Nacional de Inmunización, la Fundación Mexicana de Salud Pública y el Programa de Educación, Salud y Nutrición.

En México los niveles de inversión en el sistema de salud han sido prácticamente la mitad de lo que otros países invierten, si se compara el promedio del gasto a nivel mundial. Como se puede ver en los datos anteriores, los avances en cuestión de protección a la salud en nuestro país tardan de 20 a 30 años en suceder.

A pesar de la férrea oposición del IMSS para que se llevase a cabo la implementación del Seguro Popular, finalmente se logró crear éste como un instrumento para proveer de aseguramiento en salud a la población que no era cubierta por ninguna institución de seguridad social. También, como un instrumento para evitar que millones de familias en nuestro país se empobrecieran cada año como consecuencia de los gastos en los que tendrían que incurrir para pagar sus servicios de salud.

Fue en el sexenio de Felipe Calderón que se logró la cobertura nacional de este programa llamado Seguro Popular. Más de 6 millones de familias se encontraban protegidas por este seguro a partir del año 2010. Esto es, el 100% de las familias mexicanas contaban ya, desde esa fecha, con algún tipo de protección social para su salud.

De esta manera se lograría la democratización de la salud, permitiendo llegar a la población más vulnerable, con menos recursos económicos y que por décadas había sido excluida del derecho a la seguridad social.

El día de hoy, más de 52 millones de afiliados gozan de este seguro, se ahorran más del 54% en gastos en este rubro y, según datos de la Subsecretaría de Integración y Desarrollo del Sector Salud, se ha observado una disminución constante en la tasa de mortalidad en los últimos 20 años, así como un incremento de poco más de dos años en la expectativa de vida de los mexicanos (INEGI).

No obstante, y a pesar de que la Ley de Salud tuvo una reciente reforma el año pasado, el Mandatario decidió aniquilar este sistema para cambiarlo por otro en el que asegura, los mexicanos tendrán garantizado no sólo el derecho a la salud, sino todos los medicamentos gratuitos.

Mencionó además que dentro de las facultades que tendrá el Instituto de Salud para el Bienestar, se encuentran la compra de medicamentos, la regularización de la plantilla laboral, la contratación de médicos y enfermeras, la mejora salarial para el personal y para las instituciones, y la operación de 80 hospitales y 3600 unidades médicas, agregando que todo lo anterior será financiado a través de 80.000 millones de pesos que le quitarán al fondo de protección contra gastos catastróficos. Ahora sí, a rezar para que no venga un huracán o un terremoto porque entonces no tendremos dinero para reconstruir una ciudad ni para ayudar a los damnificados.

Un dicho popular que usan mucho los millennials dice “si no está roto, no lo arregles” 

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