Por: Yelil Marcos
yelil.marcos@gmail.com
Estamos viviendo el fortalecimiento y la confIrmación de las criptomonedas (cryptocurrencies o simplemente, cryptos). Las criptomonedas no son como las monedas que conocemos, como el dólar americano, el euro o el peso. Mientras las monedas convencionales tienen un componente físico (monedas, billetes, cheques, etc.) y son soportadas por el gobierno de un país, las criptomonedas son virtuales, viven en línea y son soportadas por una red de usuarios. No son aseguradas por personas sino por elementos criptográficos, es decir, por funciones matemáticas.
Para entender mejor la evolución de la moneda, tenemos que entender su origen. Siendo muy simplistas: hace miles de años, la economía estaba basada en el trueque. Después, la gente empezó a comparar los valores de las cosas con el valor del oro y otros metales preciosos (los cuales tenían mucho valor en muy poco volumen o peso, y eran fáciles de transportar), y empezaron a cambiar cosas por oro. Luego, decidieron que un papel debidamente fabricado, validado y difícil de falsificar, podía suplir a las monedas de oro, y así surgió el papel moneda, que no es otra cosa que un documento que dice “esta persona tiene X cantidad de oro en su poder”. De ahí siguieron los bancos, las cuentas bancarias, los cheques, los créditos y las tarjetas de crédito. Con la tecnología creciendo a niveles impresionantes en cuanto a nivel de procesamiento y nivel de almacenamiento, las cryptos no son más que la evolución de la moneda mediante la aplicación de la tecnología.
Estas monedas virtuales utilizan una tecnología llamada blockchain, la cual es una cadena de registros, llamados “bloques” que están ligados y asegurados usando criptografía. Cada bloque contiene un apuntador al bloque anterior, la fecha/hora y la información transaccional y, cuando es escrito, ya no puede ser modificado nunca. Además, la cadena completa está distribuida entre todos los usuarios de la red, y no están centralizados en un servidor. Todos y cada uno de los usuarios de la cadena tienen todos los registros de todas las transacciones que se han ejecutado en la historia. Para hacer una transacción en la cadena, el solicitante de la transacción tiene que difundirla entre todos los usuarios, éstos tienen que validarla (automáticamente, mediante software) con algoritmos criptográficos y, una vez validada, se agrega el bloque a la cadena haciéndolo permanente e inalterable. Esta descentralización y forma de validación hace que las transacciones sean potencialmente libres de fraude, porque para hackear la cadena se tendría que intervenir millones de nodos (usuarios, computadoras, servidores o como lo quieran llamar).
Para el uso de la tecnología de blockchain cada vez se necesita más espacio de almacenamiento y más poder de procesamiento. Por ejemplo, la cadena de Bitcoin era de 20GB en agosto de 2014; llegó a 30GB en enero de 2015; y entre enero de 2016 y enero de 2017 subió de 50GB a 100GB. Lo mismo pasa con las transacciones, pues cada vez más personas adoptan la tecnología y se requiere más poder de procesamiento para realizar estas transacciones. Como el almacenamiento está en todos los nodos de la red, ese no es el problema actualmente, sino el procesamiento. Entonces, para incentivar que éste sea distribuido se creó el concepto de minería. Básicamente, para minar, se debe crear un arreglo de procesadores (principalmente, procesadores de video), tener una muy buena conexión a Internet, y tener un muy buen método de enfriamiento, necesario para mantener los procesadores a temperaturas seguras; y se te paga precisamente con criptomonedas. Esto puede llegar a consumir una gran cantidad de electricidad, por lo que se necesita asegurar que la cantidad minada sea mayor a lo que se tiene que pagar por la energía necesaria para minarlas.
Todo lo descrito anteriormente provoca que las cryptos sean una nueva forma de inversión. Históricamente, el precio de las cryptos ha sido muy volátil y ha tenido varios ciclos. Ha tenido escaladas impresionantes y caídas estrepitosas, pero en general, ha tenido un comportamiento positivo. Por ejemplo, si hubieras sido un visionario y en octubre de 2010 hubieras comprado $1,000 USD de Bitcoin (10,000 Bitcoins a un precio de $0.10 USD cada uno), hoy tendrías alrededor de 150 millones de dólares. O si hace relativamente poco tiempo (en enero de 2017) se te hubiera ocurrido comprar $1,000 USD de Ethereum (100 Ethereums a $10 USD cada uno), hoy tendrías más de $85,000 USD. Y los precios siguen subiendo.
Para comprar o vender estas monedas virtuales se necesitan los servicios de instituciones de cambio especializadas. Las más conocidas mundialmente son BitPay y CoinBase. En México una opción es Bitso, donde puedes comprar Bitcoin, Ethereum y Ripple.
Cada vez más establecimientos (principalmente tiendas en línea) están aceptando pagos por medio de criptomonedas. Microsoft, Dell, Newegg, AirBnB, Amazon y PwC son ejemplos internacionales. Según “El Financiero”, en México ya se aceptan pagos con cryptos en algunas sucursales de las librerías Gandhi, 7-Eleven, Extra, Soriana, Farmacias del Ahorro, Farmacias Benavides, Café Punta del Cielo (sucursal UdlaP), Restaurant India Gate (sucursal Puerto Vallarta) y un largo etcétera.
Claro, no todo es color de rosa. Existen muchos economistas muy reconocidos, como Alan Greenspan, John Quiggin, Robert Schiller y Usman W. Chohan, que aseguran que el Bitcoin tiene muchos signos de ser una burbuja económica y que puede terminar mal (las demás cryptos, la seguirían). Los argumentos: inversionistas mal informados, especulación, regulación débil o inexistente, tácticas de manipulación del mercado, falta de liquidez, y el “fenómeno ballena”, es decir, que una gran cantidad de Bitcoins sea propiedad de muy pocas personas (se dice que alrededor de unas 1000 personas eran dueñas del 40% de los Bitcoins en algún momento del 2017).
Mi recomendación: si eres de espíritu aventurero, tienes otras inversiones con poco riesgo y te sobra una cantidad buena de dinero (la cual te puedas permitir perder), escoge las 5 cryptos que más te convenzan (Bitcoin, Ethereum, Ripple, Dash, Litecoin, por ejemplo), compra 5 partes iguales (una de cada una) y olvídate de ellas unos 5 años. Estoy seguro que, al menos una de ellas, te dará una muy buena sorpresa.