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CALLADITAS NO NOS VEMOS MÁS VIVITAS

Por: Verona Valencia García. Ex Directora General del Instituto Municipal de la Mujer de Aguascalientes,  Profesionista en Salud Pública, Educadora y Consejera de la Sexualidad Humana, y Activista por la Igualdad de Género.

La violencia contra las mujeres hoy más que nunca se hace patente, no solo por las 9 o 12 mujeres que mueren al día en nuestro país; ni por las que son violadas cada 4 minutos, y mucho menos porque por ser mexicana entre 15 y 45 tienes más probabilidad de ser asesinada o violada antes que enfermarte de cáncer o contraer el VIH.

No, al parecer todo lo son daños menores en comparación con “la violencia y la gravedad de la misma”, con la que se esparcieron tintas en el piso, en la pared o en monumentos históricos.

El sabor amargo en la boca por el enojo, la rabia, la tristeza, el dolor, la frustración, la impotencia que muchas mujeres sentimos no solo el viernes, si no que hemos sentido por décadas, en donde muchas de nosotras de diversas generaciones hemos solicitado “educadamente” a los diferentes niveles de gobierno, a legisladores, a procuradores, fiscales, comisionados, secretarios de seguridad pública etc., que se generen protocolos de prevención, de atención, de protección, de sanción, de reparación de daños; protocolos de seguridad para las mujeres por los delitos cometidos contra ellas en los espacios urbanos: acoso, violación, feminicidios; que se generen centros donde verdaderamente se haga justicia a las mujeres; que se otorguen alertas de género en lugares donde matan a las mujeres cada lunes y cada martes. 

Siempre con el objetivo de disminuir los índices que se presentaban y que hoy se siguen presentando de manera exponencial. Exigencias para que se implemente la educación en género para cambiar esta realidad de desigualdad, discriminación y violencia. Que se establezca por ley la igualdad, la no discriminación y la paridad.

Y a pesar de todo, de la “exigencia educada y no violenta” poco se ha cambiado la realidad de vida de las mujeres. Aunque algunas cosas se modificaron y otras se crearon, la esencia de las mismas no. El incremento de la violencia contra las niñas, las adolescentes y adultas va en crescendo. Pasan sexenios, trienios y siguen sin entender lo que somos las mujeres y cuáles son nuestras verdaderas necesidades.

“Ni una más”, “nos queremos vivas” “queremos sentirnos seguras y sin miedo”, son algunas de las consignas que las mujeres hemos generado para mostrar lo que vivimos y no nos han escuchado.

La protesta del viernes pasado en ciudad de México, ha mostrado la legitimidad que la

violencia tiene en nuestra sociedad. Pero también la rabia y el enojo de muchas mujeres.

¿Hasta dónde tenemos que llegar?

No lo sé. Lo que si tengo claro, es que calladitas no nos vemos más vivitas.  

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