A pocos días de que en el Senado de la República concluyera el proceso de Reforma Laboral iniciado desde la legislatura pasada, finalmente México cuenta con un nuevo marco regulatorio de las relaciones entre trabajadores y empresarios, a través de la reforma estructural más importante después de que fueron institucionalizados los gremios de obreros en el país.
Entrevistado sobre el particular, el Secretario General de la Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM), Jesús Enrique Ramírez Pérez, manifestó que “hoy contamos con un nuevo entorno jurídico, político, económico y social, para los sindicatos es diferente. Hoy aspectos como transparencia y democracia, serán imperativos para todas las organizaciones de trabajadores”.
En este nuevo contexto, para la CROM y sus afiliados, no serán aspectos nuevos, porque aspectos como la transparencia y la democracia, son una tónica que nuestros sindicatos practican desde hace muchos años, por o que, en todo caso se tendrán que adecuar en aspectos muy específicos de la ley y de las leyes secundarias, que se promulgarán en los próximos meses, agregó el dirigente obrero.
“Dicho de otra forma, la CROM es el sindicato que menos trabajo le costará adecuarse a los nuevos tiempos del sindicalismo en México, ya que, desde su fundación en Aguascalientes, hace casi dos décadas, toda determinación ha contado siempre con la aprobación de sus agremiados. Los trabajadores de la CROM siempre han elegido libremente, mediante asambleas legales y con su voto, a sus propios representantes y ha habido rendición de cuentas”.
¿Qué sigue? Se le cuestionó
El tema es sencillo de abordar pero complejo de explicar. Por ejemplo, digamos que las reglas del juego han cambiado y que ahora, todos los sindicatos tendrán que hacer lo que siempre estuvieron obligados a hacer: hablar claro, de frente y con la verdad a sus agremiados. Las elecciones de sus representantes serán mediante asambleas, con el voto secreto y directo de cada trabajador y tendrán acceso a toda la información sobre el manejo de recursos, algo a lo que la CROM está acostumbrada desde hace años y sus trabadores también.
Las juntas de conciliación y arbitraje desaparecerán como tales, y serán creados tribunales laborales, dependientes, ya no del ejecutivo sino del poder judicial. La conciliación seguirá siendo el instrumento predilecto de empresarios y trabajadores para resolver cualquier diferencia y deberán crearse, a nivel federal y en cada estado del país, una instancia conciliadora, con atribuciones para facilitar la solución de conflictos en el ámbito laboral.
Sin duda, con este nuevo entorno legal que aplicará para cualquier sindicato, la CROM tendrá muchas ventajas, por la experiencia previa de buenas prácticas sindicales.
El reto será, para aquellas organizaciones sindicales que siempre han abusado de sus representados, que no han defendido verdaderamente sus intereses y para quienes han estado esquilmando a sus representados, esas organizaciones si tendrán serios problemas de subsistencia.