Por: Alejandro García / Maestro en Gestión Pública Aplicada – ITESM
Sin duda alguna, las redes sociales han influido en la información, con la que día a día, cuenta la ciudadanía, prueba de ello es el discurso generado por un comunicador, Pedro Ferriz de Con, “Ciudadano con intenciones de contender a la Presidencia de la República de una forma independiente” que describía el costo de los Diputados y Senadores de representación proporcional para todos los mexicanos. Desconozco si el comunicador cuenta con los conocimientos necesarios para poder reconocer la evolución del sistema electoral mexicano y llegar a establecer una crítica como la que llevó a cabo en su momento, sin embargo, podría a firmar que dicha crítica se externó desde un punto de vista exclusivamente presupuestal.
Para llevar a cabo análisis objetivo de los Diputados y Senadores de representación proporcional, es necesario analizar el avance de los mismos durante diversas épocas del sistema electoral mexicano y con ello, entender el origen de la representación proporcional. La representación proporcional ya se daba desde los aztecas en el callpulli, con los mayas en el cuerpo colegiado para tomar decisiones sobre la política interior y exterior de su comuna. Estas representaciones fueron disminuidas severamente con la conquista de los españoles, sin embargo la representación existía a través de las designaciones de la corona española, quienes en un inicio fueron exclusivamente para españoles, después fueron aceptados Criollos, hasta que llamó a las Cortes Constituyentes de Cádiz en donde se aceptó el nombre de representantes a los habitantes de la Nueva España.
En México, la representatividad se encuentra garantizada dentro de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en el artículo 40, que señala: Es voluntad del pueblo mexicano constituirse en una República, Representativa, Democrática, Federal, compuesta de estados libres y soberanos en todo lo concerniente a su régimen interior; pero unidos en una Federación establecida según los principios de esta ley fundamental. Por lo tanto el régimen representativo debe de darse a través de Personas, y que garanticen un equilibrio a todas y cada una de idiosincrasias de la población de nuestro México, es decir, son Representantes del Pueblo.
Es importante señalar que las minorías siempre deben estar representadas, para establecer un equilibrio de debates al interior del poder legislativo, es por ello que hasta en las democracias más avanzadas existe, como mínimo, un bipartidismo garantizando con ello la representatividad de diversas corrientes sociales.
Debemos reconocer que una situación grave se presenta al momento de llevar a cabo la elección popular, se trata de los candidatos denominados “JUANITO” (recordando aquel celebré personaje de Iztapalapa). Son candidatos con arraigo en un núcleo popular o en una demarcación territorial que por tener alguna influencia o reconocimiento son estimados por la ciudadanía, este tipo de candidatos son los que hacen ganar a un partido político o ahora como independientes lo pueden lograr. El “pero”, viene al momento de verificar el per l del candidato, ya que no son estadistas de carrera, en ocasiones no cuentan con estudios o mucho menos con capacidad de toma de decisiones dentro de una legislatura y como consecuencia su actuación deja mucho que desear; la excepción podría ser la del Joven Kumamoto, el cual merece mi admiración y respeto, pero sobre este asunto me referiré en el artículo de los candidatos independientes.
Retomando la idea, en el espacio de los candidatos que no saben verdaderamente lo que es el servicio público y sólo vienen del arraigo popular, es en donde se debería de iniciar la justificación de la existencia de los diputados de representación proporcional, que si bien la representación proporcional está hecha para que los partidos políticos tengan la opción de equilibrar las decisiones de los partidos políticos, esta opción debe de hacerse a través de los representantes populares que tengan un conocimiento probado y que en verdad representen los intereses de las personas que no votaron por el partido que tiene la mayoría de escaños en esa legislatura.
Siempre admirare la sentencia dictada en contra del Estado en el caso del padre de los independientes, el muy ahora admirado Jorge Castañeda Gutman, en donde se obligó al Estado Mexicano a garantizar dentro del sistema electoral la participación de la ciudadanía, de una forma integral. Situación de la cual se hicieron ojo de hormiga las legislaturas de los Estados y construyeron legislaciones de papel ante una Sentencia Internacional, misma que de acuerdo con el artículo 130 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos es Ley Suprema de la Nación. Por lo tanto todas las batallas de los independientes en los tribunales en contra de las autoridades electorales, que se encargan de aplicar las leyes que diseñaron los legisladores, son ganadas por los independientes, entre ellos la garantía de que se represente proporcionalmente a las personas que obtuvieron una cantidad de votos en los mismos términos en los que se representa a los partidos políticos. Esta batalla, generará que en la elección de 2018 algunos de los candidatos independientes puedan sumar a la representación de sus votos a personajes para que interactúen dentro de los Congresos de los Estados y el Congreso de la Unión y la pregunta a reflexionar es ¿Quién designará a las personas que representarán proporcionalmente a las candidaturas independientes?, creo que no es motivo de análisis al momento, pero seguro estoy que dentro de esas candidaturas independientes también existirá la imposición como la que existe en los Partidos Políticos.
El fuego lento que ahora se incinera me lleva a pensar que la representación proporcional que existe en México, es tan buena como la necesidad de las proteínas al cuerpo humano, pues yo no me imagino haber vivido un Senado sin Muñoz Ledo, Pablo Gómez, Laida Sansores, Rosario Green, Manlio Fabio, Enrique Jackson, Diego Fernández de Ceballos, Santiago Creel, etc., esto sin hacer menos a los legisladores que han pasado por las Cámaras de Diputados, que por cierto, los ya mencionados también fueron Diputados, debido al dinamismo y vigor que inyectan al poder legislativo en el que se encuentren.
Más bien, debemos re direccionar el presupuesto que se otorga a todo el poder legislativo y con ello obligar a los propios legisladores a que justifiquen su actuación por sí mismos, y no a través de asesores, comidas, viáticos, gastos suntuosos y representantes en cada una de las comisiones a las que pertenecen.