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DESPUÉS DEL COVID-19, UNA RECUPERACIÓN SOSTENIBLE

Por: Ing. Alberto  Aldape

actualmente muchos ciudadanos y especialistas están preocupados por la crisis económica que se avecina como consecuencia de la pandemia provocada por el COVID-19.

Si bien, la prioridad hoy en día es apoyar al sistema de salud, a los trabajadores y a los propietarios de microempresas que se ven muy afectados, también es necesario que los gobiernos y la iniciativa privada piensen anticipadamente la respuesta que se tendrá que dar a un nuevo panorama económico. Esta es una excelente oportunidad para construir un nuevo modelo de desarrollo económico que construya un futuro equitativo y sostenible.

Una de las enseñanzas que nos está dejando el mencionado brote, es la necesidad de reforzar el sistema de salud y la seguridad social como primera línea de defensa, por lo que se debe brindar todo el apoyo a los médicos y enfermeros, garantizándoles que cuenten con los adecuados suministros y dispongan del equipamiento necesario.

También se debe de prestar atención a los hogares que han tenido una drástica merma en sus ingresos, sobre todo a aquellos en donde éstos son inestables, por ejemplo, los trabajadores independientes, así como de los hogares más pobres y con escasos ahorros.

En estos momentos, el objetivo de los programas de apoyo no puede ser el de estimular la demanda e incrementar la actividad económica cuando aún el virus no se ha controlado; lo que se necesita son medidas redistributivas a fin de atenuar la crisis. 

Algunos gobiernos han establecido programas temporales para evitar quiebras generalizadas sobre todo de microempresas y de sectores que han sido los más golpeados como turismo, restaurantes y servicios en general. Estos programas de préstamos subsidiados son instrumentos habitualmente utilizados después de un desastre natural y son muy útiles en momentos como este. 

A partir de ahora también se debe empezar a diseñar un programa de recuperación económica que permita un desarrollo sostenible y sustentable de la economía. Una vez que se atenué la crisis sanitaria, muchos hogares habrán agotado sus ahorros o habrán contraído fuertes deudas, por lo que necesitarán ahorrar más y consumir menos.

De modo similar, las empresas deberán de reconstruir su balance y tendrán menos posibilidades de invertir; es de esperar que la demanda agregada permanezca en niveles bajos por un periodo prolongado, una vez que finalice la pandemia.

Es en este momento que se deben de generar estímulos para lograr la rápida recuperación económica. Las medidas que se adopten serán cruciales para garantizar un rápido ingreso y una recuperación económica saludable. Para lo anterior puede haber un número importante de medidas y, si bien, los distintos enfoques pueden dar origen a intensos debates, la presencia del gasto público como un componente está sólidamente justificada.

Para que un programa de recuperación económica tenga efectos duraderos en el sistema económico, debe estar enfocado a promover el crecimiento sostenible y la reducción de la pobreza a largo plazo.

La nueva concepción económica debe buscar incentivos a un desarrollo con beneficios duraderos, como por ejemplo, generar un paquete de estímulos para las energías limpias, que reduzcan las emisiones de carbono en beneficio de una transición que permita dejar atrás los combustibles fósiles.

Es el momento para actuar de forma estratégica, diseñando las políticas públicas que se implementarán como respuesta a la crisis económica por venir, se pueden lograr resultados de corto y largo plazo, que resulten en beneficio tanto para los intereses de nuestro estado como de nuestro país. La planeación debemos comenzarla ya mismo. 

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