Por: MDA. Juan Camilo Mesa Jaramillo
No me quedan dudas en cuanto al camino que debe seguir México para disminuir sus desigualdades. Hoy tenemos 70 millones de personas con algún grado de pobreza según la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), pero también a uno de los hombres más ricos del mundo, quien acumula cerca de 75 mil millones de dólares. Ese camino para cambiar a México no es otro que el de formar en el emprendimiento.
En México solo el 5% de la población es emprendedora, lo que limita el desarrollo de las personas y esto se lo debemos a un sistema educativo que forma empleados. Pero, además, por esta casi nula formación emprendedora, la estadística es muy cruel: de cada 10 empresas que abren en México, 9 cierran antes de 5 años.
Uno de los valores más importantes para un emprendedor es la creatividad enfocada a la capacidad de innovación; pero según organismos internacionales, únicamente el 2.4% de toda la inversión mundial en investigación y desarrollo tiene lugar en Latinoamérica y el Caribe, mientras que en Estados Unidos y Canadá es el 37.5%, y en Asia el 25.4%; a esto quizás debamos que mientras Estados Unidos desarrolla 159 mil patentes por año, México únicamente desarrolle 222.
Según el Banco Mundial América Latina tiene un promedio de 560 investigadores por cada millón de habitantes mientras que Corea del Sur tiene 5.451. El asunto está en que los países desarrollados entendieron que la investigación y las patentes son una excelente fuente de riqueza para la economía de los países.
Para cambiar nuestro sistema educativo y hacerlo más competitivo frente al mundo de desarrollo constante en el que vivimos, necesitamos hacer cambios radicales en el foco y fin último de la educación, pues ahora centramos nuestro sistema en el conocimiento, debiéndolo centrar en la persona como lo hace con gran éxito Finlandia, por ejemplo.
Una vez que el sistema educativo esté centrado en la persona, debemos integrar a la creatividad como modo de vida, pero enfocada hacia la innovación, debido que el conocimiento aplicado a la realidad práctica es fundamental para el nuevo educando del mundo moderno.
Veamos estos datos: México cuenta con 30.2 millones de personas en condición de rezago educativo, el cual es definido como una persona que tiene 15 años de edad y no cuenta con escolaridad, o la tiene pero no concluyó la secundaria; de estos, 4.7 millones son analfabetas, 9.4 millones no terminaron la primaria y 16.1 millones no concluyeron la secundaria; lo que nos demuestra que además de incompetente, nuestro sistema educativo no ha logrado cumplir con su objetivo de cobertura, planteado hace varias décadas.
México sigue sosteniendo su economía en cimientos muy endebles, pues el petróleo y las remesas (nuestros dos principales ingresos) están más amenazados que nunca, por lo que pensar en el largo plazo por medio de un sistema educativo eficiente es la clave para seguir creciendo nuestra economía y buscar disminuir las vergonzosas desigualdades que hoy tenemos entre los pocos ricos y los millones de pobres.
Es momento de unir fuerzas entre empresarios, familias y el Gobierno en busca del educando que queremos en el largo plazo, pues la educación es tan trascendental para un país, que es una pena dejarla únicamente en manos del Gobierno.