Por: MDA. Juan Camilo Mesa Jaramillo / rectoria@ucuauhtemoc.edu.mx
Algo debemos hacer de manera urgente con nuestra educación en México, pues cada vez estamos más alejados de los estándares que nos piden los países con los que competimos. No sólo hemos salido sumamente mal en las pruebas académicas que nos aplica la OCDE (Pruebas PISA aplicadas por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), ocupando el último lugar entre los miembros de la OCDE; ahora nuevamente no contamos con la mejor Universidad de América Latina, privilegio del que gozamos varios años atrás, con nuestra amada UNAM.
Es importante señalar que si bien la reforma educativa lanzada por el actual presidente de México quizá tiene muchas áreas de oportunidad, fue un paso hacia aceptar que algo estamos haciendo equivocadamente, aceptando que la única diferencia entre los países ricos y los pobres no es más que la calidad educativa, misma que potencia la creatividad y la innovación hacia el desarrollo de productos y empresas que generen dinero, así de simple.
Según los resultados del ranking más importante en el mundo el QS, que evalúa a todas las Universidades en el planeta (por lo menos las legales), aunque en México hoy tenemos MUCHAS universidades “legales” que trabajan con la complicidad de las autoridades educativas pero que no cumplen con los requisitos mínimos de calidad (en Aguascalientes tenemos unas 20 Universidades de este estilo).
Según el ranking QS, la mejor universidad de mundo es el MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts), seguido de la Universidad de Stanford, la Universidad de Harvard, el Instituto Tecnológico de California, y la Universidad de Oxford.
La mejores universidades mexicanas en la lista son la UNAM en el lugar 113 y el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey en el lugar 178.
En América Latina la mejor universidad fue la Pontificia Universidad Católica de Chile, seguida de la Universidad Estadual de Campinas, la Universidad de Sao Pablo, la UNAM, y el Tecnológico de Monterrey.
Lastimosamente hemos perdido la hegemonía de contar con la mejor universidad de la región, pues nuestra UNAM por muchos años fue la mejor y ahora no lo es. Esto nos debiera llevar a un profundo análisis, pues si nuestra educación básica no funciona bien, nuestras universidades no contarán seguramente con la calidad de alumnos que se requieren para sobresalir en el ámbito internacional, y esto se torna muy dramático cuando el mundo moderno ha entendido que el capital intelectual es el mayor valor para la economía de un país.
El tema está en la mesa, ojalá que nuestras autoridades, familias y empresarios de México entiendan la gravedad del problema, ya que en un trabajo conjunto debiéramos construir el educando que México requiere para enfrentar la voracidad comercial del planeta en el presente siglo.