CP EF Y MI Oscar Fabián Gutiérrez Tenorio
Tras considerar el nuevo esquema tributario, que en realidad sigue siendo el mismo desde hace 10 años, las tasas de impuesto han estado subiendo y bajando en el impuesto sobre la renta entre el 30 y 35 por ciento, la más baja registrada fue de 28 por ciento, cifra que no afecta mucho a las empresas en el sentido de que su movimiento oscila en 2 y 3 puntos porcentuales y que las empresas pueden planear su coeficiente para el pago del impuesto de acuerdo a las utilidades planeadas, es decir, pueden decidir vender más o dejar de vender, gastar o dejar de hacerlo para controlar el importe por el que se deba pagar el impuesto. Sin embargo, el impuesto al valor agregado que es el que al final el consumidor final paga por un producto o servicio, ha oscilado desde el 10 por ciento hasta el 16 por ciento hoy en día, esto quiere decir que el costo neto de un producto considerando la inflación ha aumentado en un 60 por ciento considerando el costo mas el incremento de la inflación y la tasa del impuesto.
Por otro lado, según cifras oficiales del SAT no todos los contribuyentes están conscientes de eso, por mencionar un ejemplo de las revisiones y visitas que registraron en el 2018 y en las que fueron concluidas las auditorias y determinaciones de impuestos, 18,609 casos se fueron a juicio y de estos el SAT ganó en segunda o tercer instancia el 74% de los mismos, logrando una efectividad del 50%, es decir que la autoridad recaudó casi el doble sobre esos casos ganados después de interponer algún medio de defensa.
No todos los casos son ganados por el SAT, solo en el ejercicio 2018 el 24.2% de los casos los contribuyentes que ejercieron medios de defensa lograron obtener una ventaja contra el erario público, sin embargo, en muchos de los casos la Suprema Corte de Justicia de la Nación, ha dejado solo sin efectos las determinaciones del SAT, dejando todavía a la autoridad otra oportunidad de volver a determinar el crédito y ejercer actos de molestia en contra de los contribuyentes.
El tema de la fiscalización hoy en día es todo un debate político, ya que de por medio está el destino del ejercicio del gasto público, que sin cuestionar que sea eficiente o no, la máxima de la constitución que es el contribuir al gasto, es una obligación que se debe garantizar para con ellos cumplir con las estrategias y políticas públicas, no así el caso de la recaudación efectiva, porque por mucho se dispara lo que se recauda contra lo que se dice que se va a recaudar, debemos sumarle la efectividad de los juicios.
Finalmente lo que es importante no dejar pasar es que existe una percepción del contribuyente de que los impuestos no son justos, por la cantidad de impunidad en los desfalcos gubernamentales, cuando el gobierno federal esta excediéndose en recortar la plantilla administrativa vemos municipios que no ven de la misma forma, crecen exponencialmente su aparato administrativo para hacer menos con mas, así la percepción de los gobernados es que no es justo, y que los impuestos no son justos, sin embargo las leyes son leyes y deben ser aplicadas en estricto sentido y si no se esta de acuerdo con ellas pues debe de ejercerse la participación para intentar cambiarlas hasta que esa brecha de lo que es justo y lo que se cree que es justo sea menor.