Por: CP EF Y MI Oscar Fabián Gutiérrez Tenorio
Toda economía que decide depender de los subsidios gubernamentales aprende que la competitividad es precisamente eso, depender del otro para establecer el precio de sus productos, es decir al depender de otros para el manejo del precio, genera la incertidumbre de no poder determinar su precio, porque a la vista de todos, hay costos ocultos, que por lo regular son los mismos sueldos de quien administra esos productos, encareciéndolos y haciendo imposible que la persona o usuario del mismo puedan pagar, en un mundo competitivo las cosas no funcionan así.
Hemos tenido muchos casos en nuestro país, de empresas paraestatales u organismos gubernamentales que han generado productos y que han encarecido los precios, y que al final lo que generan es una mala calidad de vida de las personas, pues al tener que destinar parte de su gasto corriente a esos costos, por ejemplo, el agua potable, la energía eléctrica, los combustibles, productos agrícolas, en algún momento la telefonía y la leche, formaban parte de esa enorme lista (por mencionar algunos).
En retrospectiva, el aprendizaje siempre es que el mercado regule el precio, que la mano del gobierno sea únicamente en una situación emergente como en una catástrofe natural, pero no siempre, porque, así como genera dependientes que sirven para llenar estadios y aplaudir, también les genera esa forma de vida que sin el subsidio no pueden generar hasta les podríamos decir fifis gubernamentales.
Tal es el caso de la propuesta del famoso Tren Maya, en donde parte de los recursos del funcionamiento -porque van a ser subsidiados- para que pueda el usuario poder pagar, se ha dicho que es un tren de pasajeros de día y de carga de noche pero que los vagones no serán los mismos, nadie puede imaginar como después de ir sentado en los asientos, puedan sobre ellos llevar costales de productos o cargas vivas de alimentos. Lo que es atractivo paras algunos inversionistas que es que a pesar de que el gobierno invertirá en la creación de este proyecto, también parece que le apuesta a mantenerlo y subsidiario, para que muchas familias (imagino que quienes lo operen) tengan una mejor calidad de vida y no la de los usuarios.
El Gobierno Federal no ha parado de presumir las ventajas de este proyecto, aseguran que por la conectividad, volúmenes y costos ligados al transporte por ferrocarril, permitirá proveer de bienes y servicios para el fortalecimiento del mercado interno; no sé si eso también motive a tener un atractivo turístico que de por si nuestro país ya lo tiene. Lo que sí creo es que se debe apostar a invertir en sistemas de movilidad para que quienes nos visitan, un día estén en Mérida, otro en Monterrey y otro en Los Cabos, así sucede en Europa y en el resto de los países que están en los primeros lugares de turismo, puesto que no imagino a un mexicano pagando un tren de Paris a Italia y de Italia a Venecia, que el costo de ese transporte sea subsidiado por los gobiernos de esos países. Este modelo podría permitir una mayor denotación turística y por consiguiente económica, y con ello mejores condiciones de competitividad a nivel mundial.