“Una nación sin elecciones libres es una nación sin voz, sin ojos y sin brazos”.- Octavio Paz
A partir del 1º de diciembre del año en curso, los mexicanos tendremos un nuevo Presidente de México, uno que algunos ya consideraban “legítimo” desde hace mucho tiempo.
Andrés Manuel López Obrador arrasó en la contienda electoral, a tal grado, que incluso sí hubiese existido la segunda vuelta, como se usa en otros países, aún así, hubiera ganado. El triunfo de AMLO es consecuencia de diferentes causas en gran parte –para mí- coyunturales. En fin, citando a un ex presidente “haiga sido como haiga sido”, logró lo que muchos dudaban y que otros tantos anhelaban. Es el siguiente ocupante de la Silla del Águila.
A contrario sensu, como se dice en argot jurídico, la respuesta de sus contrincantes sorprendió a todos y sentó las bases necesarias para el futuro de nuestra joven democracia, dado que ambos candidatos reconocieron la derrota de una manera muy madura y confiando plenamente en las instituciones, deseándole éxito al Presidente electo. -Haríamos bien en recordar las reacciones de los candidatos en elecciones pasadas para comprender el avance que este pequeño gesto significó. –
Es muy probable que los partidos políticos se estén preguntando ¿qué falló?, bueno, para ser franco, ustedes. -No me lo mal interprete querido lector, permítame aclarar- La fundación de un partido o de cualquier asociación social con fines políticos, es precisamente representar una causa. En nuestro país, la fundación del primer partido político defendió y abrazó la del movimiento revolucionario y buscó extinguir las causas que motivaron aquel conflicto. Esa era su esencia, su lucha y su bandera, que logró por varias décadas dar resultados, pero poco a poco con el paso del tiempo, el poder corrompe y ellos no fueron la excepción. De tal manera que, empezaron los cacicazgos, los grupos, las familias políticas, los intereses, los dedazos, las condiciones desproporcionales a una realidad de un ciudadano promedio. Poco a poco se empezaron a alejar y a conseguir beneficios para ellos y los suyos, teniendo así el ejercicio del poder perenne.
Nos guste aceptarlo o no, coincidamos con él o no, lo cierto es que, Andrés Manuel es un líder social, quizá el más influyente que ha tenido este país en las últimas tres décadas. Muchos lo hemos catalogado de “populista” -cosa que aún sigo creyendo- sin embargo, lo que tenemos que entender es que justamente esa cercanía y esa identificación con el pueblo es lo que lo hace un líder de tal magnitud. Tenga razón o no, si sus ideas sean disparatadas o acertadas, la realidad es que ha sido el único que ha propuesto cosas que están en el ojo público.
Con el triunfo de Andrés Manuel ¿quién gana realmente? Creo que la democracia. La frase de Octavio Paz que abre el presente artículo es una realidad, con lo ocurrido el 1º de julio, se vivieron unas elecciones libres y pacíficas, que nos dan entidad como una nación representativa y popular. Independientemente de quien sea el que haya ganado.
Sobre lo que podría llegar a pasar en el futuro del país con el nuevo presidente electo, es pura especulación. Dado que hasta que tome las riendas de la nación, veremos si cumple todo lo que dijo que iba a pasar. Lo cierto es que, a partir del 1º de diciembre de este año en adelante, será su responsabilidad, los aciertos y desatinos, porque en efecto, todos los que no votamos por él estaremos a la espera de ver resultados, porque también será nuestro Presidente. No tiene excusas, tiene mayoría en ambas Cámaras, Gubernaturas, y la aprobación social. Hay muchos temas en la agenda nacional: la inseguridad, el Tratado de Libre Comercio con América del Norte, la relación con Estados Unidos, el aeropuerto, la revocación de mandato, las refinerías, y -algo que me parece particularmente grave- el paradero de la reforma educativa.
Algo muy rescatable, son dos partes de los discursos de sus principales contrincantes en donde reconocen la derrota:
1. Siguen vigentes las causas que motivaron mi participación en la contienda, gracias a todos por esta oportunidad de vida. Me voy como llegué a este proceso, con la frente en alto y el corazón lleno (José Antonio Meade Kuribreña)
2. Desde aquí le digo al próximo Presidente de la República: en las causas que nos son comunes, contará con nuestro apoyo, en la agenda con la que disentimos encontrará en nosotros una oposición tan firme y frontal como institucional y democrática. (Ricardo Anaya Cortés).
En el primero se coincide con el diagnóstico del problema que tiene el nuestro país, tanto que en el segundo se ofrece una colaboración para las causas comunes con el gobierno entrante.
A estas alturas ya no importa el ¿qué hubiera pasado? que, si en vez de Anaya hubiera sido Margarita la abanderada de Acción Nacional, si hubiera sido Chong en lugar de Meade, etcétera. Como dice aquel refrán popular: “La victoria tiene cien padres y la derrota es huérfana”.
De manera personal, deseo que al país le vaya bien, que se cumpla todo lo expresado, porque no es lo mismo criticar que hacer, fue un día histórico para México, la ciudadanía optó por un cambio, que no es sinónimo de mejoría, pero es un cambio y ojalá sea para bien. Andrés Manuel ahora estás en el ojo de todos los mexicanos, que estaremos vigilando cada paso que des, y recordarte que está a prueba tu carácter ahora que estás del otro lado, porque como decía Lincoln “Casi todos los hombres pueden soportar la adversidad, pero si quieres probar su carácter, dale poder”.