MDA. Juan Camilo Mesa Jaramillo
rectoria@ucuauhtemoc.edu.mx
Definitivamente la pobreza y la desigualdad en México son temas que nos deben llenar de preocupación. Para la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) México acumula cerca de 70 millones de personas con algún grado de pobreza, lo que contrasta radicalmente si conocemos que México está entre las 15 economías más grandes del mundo, solamente superados por Brasil y la India como países subdesarrollados, siendo los demás países del Primer Mundo.
Es increíble que con los recursos que tenemos no hayamos podido disminuir esta penosa realidad.
Quizá el mayor obstáculo que tenemos para “romper” esta desigualdad y la dolorosa pobreza, sea nuestro sistema educativo, pues pese a que invertimos cerca del 6% del PIB (Producto Interno Bruto) en educación, aún no logramos ni los resultados, ni la cobertura que requiere el país para salir adelante.
Actualmente México cuenta con más de 30 millones de personas en condición de rezago educativo según el INEGI.
De los casi 90 millones de personas de 15 años y más en el país, el 34.4% están en rezago en materia educativa (una persona está en rezago educativo si tiene 15 años de edad y no tiene escolaridad, o la tiene pero sin terminar la secundaria).
Los estados con mayor rezago son Chiapas, Oaxaca y Michoacán, y los que presentan menos rezago son la Ciudad de México, Nuevo León y Sonora.
Según el INEGI, de los más de 30 millones de mexicanos que viven en rezago educativo, 4.7 millones son analfabetas, 9.4 millones no terminaron la primaria y 16.1 millones no concluyeron la secundaria.
Además del rezago debemos señalar que México lleva más de una década en el último lugar de las pruebas educativas internacionales que aplica la OCDE denominadas PISA (Informe del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes), por lo que la pobreza de nuestra gente es el resultado de un de ciente sistema educativo y del gran rezago en que hemos dejado caer a nuestra población.
Hoy cuando el petróleo se esta acabando y ya no vale tanto en el mercado, cuando las remesas que nos envían de otros países nuestros connacionales, están amenazadas por las políticas de los gobernantes, y el turismo se ve afectado por la creciente inseguridad en casi todo el país, es el momento de reflexionar y entender que sin un sistema educativo eficiente y acorde al mundo actual, México podría ampliar sus desigualdades llevando a más personas a la pobreza, con las desastrosas consecuencias que esto traería.
Nuestro país necesita urgentemente un sistema educativo centrado en la persona (como lo hace Finlandia) y no en el conocimiento. Tenemos que formar a nuestros alumnos en la creatividad y la innovación, con herramientas de toma de decisiones, resolución de problemas, pensamiento crítico y aplicado, y con la capacidad de ser resilientes y adaptativos, entre otras habilidades.
No nos podemos quedar atrás, el mundo nos gana la carrera y México debe reaccionar antes de que sea demasiado tarde.