ESTAMOS EN 200 PUNTOS DE DISTRIBUCIÓN EN AGUASCALIENTES

UN TERREMOTO NOS CONECTÓ

Andrés Vancook

La noche del 19 de septiembre del 2017 fue una noche aleccionadora en todo sentido. Luego de ver cientos de publicaciones en Facebook durante el día, el mensaje presidencial llega a través

de la plataforma. Impactando directamente en el público supremo, el de las redes sociales. El video en la red, a diferencia de los supuestos altos o bajos rating de las televisoras, puede contabilizarse y cuenta con  (3 715 162 reproducciones) Lo que quiere decir que quizá se falló un poco en la estrategia de distribución por parte de los encargados de redes sociales de Gobierno. Porque una tragedia de tal magnitud, debería tener 10 veces más impacto a la hora de un mensaje presidencial dando noticias sobre las acciones que se pensaban tomar.

Pero más impactante fue escuchar al Presidente de México hacer mención de que seguiría informando por las redes sociales (en primer lugar) y luego secundar en otros medios.

Es una observación no menor, ya que los movimientos rápidos de la sociedad se dieron coordinados principalmente por redes sociales.

De la misma manera que comenzaron los estragos, los abusos de uso y la predecible oleada de abusos por parte de los “gandallas” de siempre.

Las redes sociales hicieron bien su trabajo, tanto Twitter, Facebook, Youtube o WhatsApp fueron herramientas indispensables en todo el proceso de comunicación. Ante la premura de la situación y aún desactualizada red de comunicación con la que contamos, los equipos celulares eran más útiles como computadoras portátiles que como celulares.

Todos levantando el puño y ante un posible sonido humano entre los escombros, y otros encendiendo sus cámaras para mostrar su altruismo publicitario. poco a poco la red se fue acomodando hasta convertirse en un sistema de información minuto a minuto.

Mientras la TV informaba a nivel internacional sobre una niña desaparecida como gancho publicitario, las redes parecían combatir la desinformación de la mano con las personas que estaban atrás de los cordones de seguridad del lugar del derrumbe.

Nos concentramos por primera vez en la historia de México en la unión de las redes para sobrellevar y combatir una desgracia. Nos vimos rápidos, nos vimos interesados y eso se reflejó tanto delante como detrás de las pantallas de los celulares.

Como era de esperarse, hay quienes trataron de encontrar el éxito detrás de la tragedia y comenzaron a generar estrategias de engaño para aprovecharse de los recursos de todas las almas solidarias que nos entregamos con ados a apoyar. Pero esta vez, para sorpresa de los abusivos de siempre, había cámaras y redes sociales para poner el orden.

Es una realidad, los abusos existen y seguirán existiendo, pero ahora hay un ojo que lo ve todo. Porque incluso los que eran cómplices tratan de protegerse grabando y teniendo evidencia por si les toca ser descubiertos. Sin dudarlo me atrevo a decir una frase que apadrino desde hace muchos años, ser bueno es buen negocio.

En medio de tanta desgracia nacieron miles de personas que nos mostraron que sí se puede. Que sí podemos organizarnos ante cualquier situación con las redes sociales. Aprendimos que se puede hacer el mejor uso posible de la tecnología para trabajar en equipo. Que podemos informar en tiempo real cualquier cosa y a la vez conseguir que se difunda un mensaje velozmente.

De la misma manera que ocurren muchas infamias, calumnias, mentiras y fantasías en este mundo digital, ahora aprendimos un nuevo código de comunicación. Unidos y siendo participes, no espectadores como ocurría con la radio o la televisión.

Seguramente muchos extrañaran el protagonismo que daban las señales de aire ante las tragedias. Esos deseos de protagonismo, tal como le ocurrió a la reportera emocionada con los relatos minuciosos de la supuesta niña sufriendo, ganando popularidad y aplausos mientras nos hacía agonizar junto a la supuesta pequeña. Gusto que le duró un día o dos, dejando su prematura carrera manchada por un asqueroso episodio del mundo de la comunicación.

Un terremoto nos enseñó que sí es muy valioso estar conectados de la manera actual. Un terremoto nos conectó y ya es imposible volver atrás.

Tenemos que estar alertas y con el celular en la mano, porque muchas cosas ocurrirán, y esa puede ser la herramienta que no sólo nos informe, puede salvarnos la vida

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