Por: CP EF Y MI Oscar Fabián Gutiérrez Tenorio
Definitivamente la pugna en los Poderes de la Unión tras la entrada del nuevo régimen denominado “la cuarta transformación”, en donde el principal objetivo no es el control de los mismos, sino reducir el despilfarro del gasto público, quitándole a los diferentes actores los privilegios que durante décadas tuvieron, y no es necesariamente económico el asunto, sino que el régimen monárquico que supuestamente se había terminado ya hace más de 300 años tras la independencia de México, dejando secuelas en algunos poderes y en algunos puestos privilegiados tomando como justificación el conocimiento y habilidades propias con independencia de juicio para poder ejecutar dicho puesto.
Y no menciono que se ponga en duda si se justifica o no el costo económico, probablemente si sea y sea poco por lo que esta en juego en nuestro país y en las manos de esos actores tan importantes, sino que desde hace años se han encontrado casos de corrupción y delitos que han quedado en el escritorio sin resolverse, quizá por que si se resuelven es más lo que afectará política y económicamente por el estado de derecho que nos merecemos, pero vemos últimamente que se esta exigiendo poner las cartas sobre la mesa y empezar a limpiar la casa, resolver juicios que han quedado archivados porque sino pareciera que no se podrá justificar la honorabilidad de quienes ahí la profesan y es qué no importa ya el costo ni político ni económico, porque pues con el pueblo de un lado apoyando a los Morenistas, pueden aplanar con la fuerza pública a todos quienes se contrapongan en pensamiento e ideales a su ideología.
La afición está del lado del ejecutivo y con la esperanza de que venga un mundo mejor, y aunque no me explico cómo, ni me queda claro cómo, puesto que aunque ahorrando un poco de aquí y un poco de allá, no se puede destinar lo que ya está destinado para el costo corriente para una nueva cosa y en el caso concreto me quiero referir a esa falla de decisión del NAIM, un aeropuerto necesario, blindado y sostenible, para decirlo de otra manera quiero explicar porque no importa lo que cueste, ni lo que implique deshacer esa gran obra en beneficio de los que viajan y tienen que por alguna manera hacer una parada técnica en el Benito Juárez, qué <por cierto es cada vez más complicado transportarse ahí y llegar puntalmente a sus destinos>, suban sus apuestas y verán que los que terminan ganando son siempre los inversionistas dueños o tenedores de los bonos, sea ahora o después, así funcionan las finanzas en toda economía blindada y en estado de derecho.
Lo que quiero decir es que con todo el engranaje que tiene la construcción de dicho aeropuerto, y todos los países involucrados en el desarrollo del proyecto, las inversiones, conciencias y conocimientos de expertos en esa materia, que por visto nos llevan años de ventaja en materia de corporativismo empresarial, quienes formaron la estrategia de fondeo, se han asegurado que el proyecto siga y que si en el camino algo sucede, nuestro país podrá destinar los ahorros que tenga por la implementación de la nueva política pública para enfrentar ese compromiso que al final al que no beneficie como antes, como ahora y como después, a quien más lo necesita, porque en realidad se necesita conocer más el fondo y sin ocurrencias tomar una decisión que consolide la transformación pero al desarrollo de nuestro país y que no necesariamente implique destruirlo.