Parece que finalmente la baja eficiencia de conversión de energía de los vehículos de combustión interna -a gasolina, diesel o gas- les está pasando factura a estas tecnologías.
Además de depender de combustibles fósiles y de las implicaciones ambientales que esto tiene, los motores de combustión interna de vehículos convencionales pierden en el motor alrededor del 70% de la energía del combustible. Esto significa que, por cada peso gastado en combustible, menos de 30 centavos son realmente usados en transportarnos, mientras que el resto es perdido y desperdiciado. Así es, su eficiencia es menor al 30%. Si imaginamos que estas tecnologías han estado con nosotros por más de un siglo, las pérdidas económicas y ambientales son inimaginables. Los vehículos eléctricos, por otro lado, operan con eficiencias de 74% a 94%, por lo que su uso representa grandes beneficios, potencialmente ambientales, energéticos y económicos.
La industria automotriz en México se encuentra en medio de un contexto desfavorable en sentido general. Por una parte, incide la marcada desaceleración económica a nivel mundial y en particular a nivel nacional, así como el incremento de la preocupación por el impacto medioambiental de la industria.
Según un informe de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz, en el período de enero a agosto de 2018 se vendieron al público 916 mil 438 autos ligeros, mientras que en el mismo periodo pero de 2019, la cifra disminuyó a 851 mil 947 autos, con un descenso del 7%.
En términos globales, la disminución en las ventas parece afectar a la mayoría de las marcas, con énfasis en BMW Group, FCA México, Ford, Honda, Hyundai, Lincoln, Mitsubishi, Nissan, Renault, Smart y Suzuki.
Si bien la considerable caída en el mercado automotriz tiene sus fundamentos en razones económicas externas e internas, no puede dejar de considerarse una preocupación mayor por parte del público en obtener tecnología automotriz más eficiente y amigable con el entorno, en particular autos híbridos o eléctricos.
Aunque la industria de vehículos eléctricos está creciendo en dinamismo y los productos están cada vez más disponibles para el usuario final con precios cada vez más competitivos, esta industria se sigue formando y es considerada como una de las grandes revoluciones industriales de nuestro tiempo, junto con las energías renovables.
La industria del automóvil cambiará más durante los próximos cinco años que en los últimos cincuenta. La producción mundial de automóviles crecerá un 30% de cara a 2030, hasta alcanzar 123 millones de vehículos fabricados, al tiempo que la creación de valor añadido en la industria automotriz también aumentará un 30%.
La conectividad global, los coches autónomos, la electrificación de la industria, la implementación digital en los vehículos, los nuevos canales de distribución y venta, además de las plataformas de movilidad compartida, un cambio en la estructura de los clientes y el concepto hombre-máquina, nuevos actores dentro de la automoción, serán los retos más importantes que tendrán que superar los fabricantes, los proveedores y las firmas tecnológicas. De hecho, la movilidad compartida y bajo demanda, será cada vez más popular, por lo que las marcas deberán buscar nuevos sistemas de llegar a un público cambiante y heterogéneo.
De este modo, se espera que en Europa aumente un 95% el uso del vehículo compartido para 2040 en comparación con el uso del vehículo en propiedad, el avión o el tren. Por su parte, en Estados Unidos este porcentaje representará un 144% y un 358% en China. No obstante, el impacto global del aumento del uso del vehículo compartido sobre las ventas de vehículos en propiedad será muy limitado para 2025, con una leve disminución del 1% en el total de matriculaciones.
Además del vehículo compartido, la consolidación de la movilidad eléctrica es otro de los cambios a los que se enfrentará la automoción en los próximos años. Se espera un fuerte incremento de la movilidad eléctrica entre 2020 y 2025, debido al endurecimiento de la regulación de emisiones, dando lugar a que más del 60% de las ventas de vehículos corresponda a coches de propulsión eléctrica.
En China, uno de cada tres automóviles vendidos será totalmente eléctrico para el 2030, mientras que Europa alcanzará una cuota del 25% de vehículos eléctricos de batería y en Japón y Estados Unidos se espera una proporción relativamente alta, 60% de vehículos híbridos. En África y Sudamérica, la irrupción de los eléctricos será muy lenta.
La conducción autónoma total debería llegar al mundo entre 2025 y 2030. Se considera que, en 2030 el 25% de los coches vendidos incorporarán sistemas de automatización parcial, mientras que otro 15% serán 100% autónomos. En este sentido, la convergencia entre fabricantes de automóviles y las compañías tecnológicas, así como la cooperación académica con universidades y centros de investigación, será de suma importancia. Además, se advierte que el crecimiento de la industria del automóvil global irá acompañado de cambios estructurales y un aumento en la presión de los costos, para los cuales el sector no está preparado.
Así pues, la industria del automóvil se enfrenta a una tormenta perfecta entre la nueva tecnología transformadora y un cambio en el comportamiento del cliente. Existirán momentos complicados en el futuro, que no sólo afectarán a los fabricantes sino también a los proveedores, muchos de los cuales deberán reevaluar sus estrategias de negocio actuales para seguir siendo competitivos en el futuro.