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Ferrera triunfa en la México

El pasado 12 de Diciembre se llevó a cabo la tradicional Corrida Guadalupana, entre momentos de angustia ya que días previos salió a relucir un  dictamen que prohibía las corridas de toros y novilladas en la ciudad de México, luego se “congeló” el mismo a causa de la presión de empresarios y trabajadores vinculados con esta actividad.

Los mexicanos Diego Silveti y Diego San Román quien tomó la alternativa esa tarde, lograron cortar una oreja cada uno, mientras que el español Morante de la Puebla pasó sin suerte, no igual que el Buñolí Antonio Ferrera quien cortó dos orejas al toro ‘Ayate’ de la ganadería Bernaldo de Quirós mismo que fue premiado con vuelta al ruedo.

En su primer toro Ferrera se entregó con “Caudillo” de la ganadería de Fernando de la Mora mismo que no dejó al español explayar su talento, por lo que cuando llegó su segundo toro “Ayate” lo recibió con mucha suavidad con el capote dejando un sin número de lances que prendieron a la afición al ver como humillaba el animal, fue entonces cuando llegó el momento de la suerte de varas, Ferrera exclamó algo  al picador quien de pronto bajó del caballo y Ferrera subió de prisa mientras los aficionados presentes que dicho sea de paso, llenaron los tendidos de la plaza México, se quedaban atónitos, y en una estampa inusual se encargó de aplicar la suerte a su toro, un ligero puyazo se mete y rápidamente de un salto y arrojando la vara contra un burladero, tomó su capote y realizó un quite que conectó fuerte con  el público asistente, quien en su mayoría vitoreaba la hazaña del español y se puso a la orilla de su asiento. 

Apenas el público se comenzaba a calmar cuando llegó el momento del tercio de banderillas y para sorpresa nuevamente de los aficionados Antonio Ferrera cubrió el tercio con un cuarteo por el pitón derecho luego de girar en dos ocasiones para hacer un quiebro y colocar el segundo par ejemplar, terminando el tercio con un quiebro de forma victoriosa, por lo que la afición se levantó del asiento y comenzó a aplaudir y gritar “Torero, torero” por todos los rincones de la México, motivando al matador  a dar una vuelta al ruedo, entre la afición enloquecida ya.

Comenzó pues la faena de muleta de rodillas pegado a tablas y dio varios pases por el lado derecho para continuar con naturales por ambos lados.

Cada pase la afición se entregaba más, la plaza estaba prendida, entregada y deseosa de ver una faena como esta que cala en la mayoría de los aficionados.

Después de realizar una faena de peso se tiró a matar al encuentro para dejar el acero hasta la empuñadura, algo bajo, pero de efectos fulminantes y que le valió las dos orejas concedidas, a petición de alguna parte del público asistente que pedía el rabo, así que Ferrera dio dos vueltas más al ruedo y así al terminar la corrida salir en hombros de la plaza México.

Lo vivido esa tarde deja en claro que la Tauromaquia a pesar de tener sus “Cánones” taurinos es una demostración artística, de valor, de entrega y sobre todo de emociones, donde el torero además de lidiar al toro debe conectar con el aficionado que está en los tendidos, si logra esa conjunción tiene las orejas en la mano.

Comentarios en pro y en contra de lo que el matador Ferrera hizo esa tarde hay muchos y varios, pero bendita polémica que generó y que hizo que muchos aficionados salieran felices, y otros más nuevos quedaran maravillados y con deseos de asistir nuevamente a una plaza.

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Por: L.A.M. Héctor Chavez Álvarez

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