La pregunta que nos hacemos como ciudadanos es ¿Cómo se mide la calidad de una democracia ?. Después de fuertes cambios de las dictaduras en Latinoamérica, la finalización de los procesos de transición y consolidación de una democracia, surgió un interés básico que se fue enfocando en las características y funcionamiento de las nuevas democracias.
De acuerdo a múltiples estudios y comparativas, de cómo es el funcionamiento de las democracias, evaluando siempre su calidad de acuerdo a varios patrones de acción, se lograron percibir dos aspectos fundamentales, uno como el acceso al poder político, llevado a un estilo de régimen político, y dos, como todos los procedimientos para poder llegar a controlar el poder político, a través de un desarrollo en la economía, la justicia social y estableciendo un plano de igualdad entre las personas.
Por ello, considero que existen dos categorías esenciales que miden de manera óptima la calidad de una democracia, que son:
+ La participación política, y
+ El grado de funcionamiento de su gobierno
La participación política se puede identificar como aquel país que genera políticas públicas incluyentes para que la ciudadanía pueda contribuir al debate y la opinión pública, que lleve al ciudadano a involucrarse y tenga la opción de militar en algún partido político, que haga críticas constructivas, emita razonamiento lógicos sobre cómo puede funcionar su país y, lo más importante, que el día de un proceso electoral, pueda acudir a las urnas sin temor o desconfianza para emitir un voto justo y razonado.
En dicha categoría, también puede encuadrar la participación electoral, para que aquel sector de la población apto para emitir su voto, efectivamente acuda a las urnas sin ponderar otros factores que hacen a la participación ciudadana desde la sociedad civil, la libertad de expresión y organización, mecanismos de participación popular.
En cuanto la calidad del funcionamiento de un gobierno, en armonización con el concepto anterior, es posible crear una democracia plena, ya que el gobierno siempre buscará implementar aquellas decisiones o propuestas que contribuyan a un adecuado funcionamiento de su administración, desde mejorar la calidad de vida del ciudadano y un óptimo desarrollo para el país. Y una vez que la ciudadanía conoce las propuestas o decisiones, se vuelve una relación amigable en la que se van a involucrar y sobre todo van a encontrar un bienestar en el que se obtenga el bien común.
Hoy en día, han surgido estudios como el Índice de Desarrollo Democrático de América Latina, Latinobarómetro, los Índices del Estado Global de la Democracia y el Índice Democrático que elabora la Unidad de Inteligencia de The Economist. En el que recientemente se publicó el Democracy Index 2018 que elabora la Unidad de Inteligencia de The Economist, en el cual analiza el estado de la democracia en 165 países, el reporte mide y compara 5 categorías: proceso electoral y pluralismo, libertades civiles, funcionamiento del gobierno, participación política y cultura política. De acuerdo al puntaje combinado que obtiene cada país se le asigna una calificación que clasifica dentro de cuatro posibles tipos de régimen: democracia plena, democracia defectuosa, régimen híbrido y régimen autoritario.
Resultó que 55 países, entre ellos México, fueron clasificados como una democracia defectuosa , además se destaca que el tipo de régimen en el que vive la mayoría de la población (43%), es el de democracias defectuosas.
Entre los aspectos positivos, se menciona que hubo una mejoría en la participación política, en especial por parte de las mujeres en la vida política, que dio como resultado medidas afirmativas como las cuotas de género, mismas que han sido aplicadas en todos los países.
México se destacó en cuanto a la participación política de grupos minoritarios, gracias a la implementación de cuotas electorales a favor de comunidades indígenas y políticas de inclusión para grupos como colectivo LGBT.
Nos damos cuenta que el balance de la democracia es estable, no es de celebrarse que no hubiera un retroceso, pero tampoco hay grandes avances. En general las democracias defectuosas como la mexicana, se encuentran en América Latina, teniendo una caída en el ranking mundial. Dentro de las particularidades de la región, están que cada vez se muestra mejor desempeño en la organización de los procesos electorales, lo cual deja ver el esfuerzo por consolidar la democracia, pero en contraposición, en el ejercicio de las funciones de gobierno, el desempeño es pobre, al igual que la participación y cultura política.
A modo de conclusión, para que un país crezca se necesita que el sistema democrático sea de la mayor calidad posible, lamentablemente la debilidad de algunos partidos políticos y de los sistemas de partidos en algunos países genera una eliminación del espacio público y su sustitución por una práctica basada en candidatos que, fuera de todo cauce disciplinario y partidista, ejercen una carrera política autónoma.
Uno de los retos principales de la democracia mexicana, es las formas en que se ejerce el poder, pues no solo se refleja poca credibilidad en nuestras instituciones, sino que los abusos de poder se traducen en restricciones que no son justificables a los derechos de quienes buscamos lo mejor para México.