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La importancia de tener juzgadores con visión

Lic. Rodrigo Temoc Villagrán Hernández

Abogado del Poder Judicial de la Federación

Partamos de que cuando hablamos de un juez, nos referimos -en una definición minimalista de sus funciones-, al servidor público que resuelve conflictos jurídicos a través de casos concretos sometidos a su consideración -el cómo los resuelve será materia de otro punto de esta conversación-. 

Sin embargo, lo más importante para lo que queremos transmitir es el sujeto que hace esa labor respetando los principios de independencia, imparcialidad, objetividad, profesionalismo y transparencia.

En tal caso, podremos entonces hablar -en palabras del Ministro Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Luis María Aguilar Morales-, de un individuo que es el escribano de alguien más que le dice cómo habrá de resolver un asunto; que se deja llevar por su programación personal por encima de la profesional y que piensa estar en un estatus superior al del ciudadano, alejándose de él, incluso con su actitud, lenguaje y falta de sensibilidad con la cotidianeidad que se vive en la sociedad.

Cuando el juzgador es percibido con los atributos ya indicados, entonces tiene un patrimonio que sólo puede preservarse a través de la repetición de un trabajo que, precisamente, denote esos compromisos y, además, aporte socialmente, transforme su entorno y genere confianza.

Propiciar confianza, no es tarea fácil, explica aquel Ministro, y relata el andar histórico de la construcción que hizo que ahora los fallos de su tribunal, aun y cuando puedan no ser populares, se acatan; ello, sólo se logra asumiendo los postulados en la impartición de justicia de los que ya hemos hablado, pero además, generando una actuación que maximice derechos fundamentales, que desmantele anomalías en el sistema y que potencialice los principios constitucionales; siempre conscientes de que nuestras decisiones tienen consecuencias en la vida cotidiana de las personas.

El Ministro de la Suprema Corte de los Estados Unidos de América, Stephen Breyer, en su obra “Cómo hacer funcionar nuestra democracia”, reflexiona por qué son aceptadas las decisiones de un tribunal constitucional, indicando que en caso de aquél país, la historia no siempre fue así, sino que “…la aceptación popular no es automática ni puede darse por sentada. La Corte, por tanto, está obligada a propiciar la confianza de las personas en ella, la confianza en la Constitución y el compromiso de las personas con la ley.”

Una condición esencial para la independencia del Poder Judicial es la confianza pública. Esto significa que el judicial está impartiendo justicia de acuerdo con el derecho. Significa confianza pública en que el juicio se está haciendo de manera justa e imparcial, con un trato igualitario para ambas partes y sin un trazo de interés personal en el resultado del caso.

La intención de referir todo lo expuesto, es presentar un panorama de cuál es la visión del juzgador y cómo nos entendemos nosotros mismos, como verdaderos garantes de la constitución y de los derechos humanos.

Ahora bien, si uno de los objetivos más marcados de la jurisdicción es emitir sentencias ciudadanas, entonces los argumentos de la parte actora deben llevar una equilibrada mezcla de tecnicismo y lenguaje llano; finalmente, la obligación de traducir a la población en general los aspectos propiamente jurídicos, es el juzgador, por lo que el litigante, debe hacer uso de todas las formas posibles en que pueda dejar clara la pertinencia de su pretensión.

Por ello, un juez tiene valor en principio por sus sentencias, pero estimo que, en un futuro, también debe tenerlo por su aportación al mejoramiento del entorno en que se desenvuelve, como factor de contrapeso a favor de una sociedad que esté más preparada para afrontar, con mejores resultados, los conflictos que dentro de ella se generan y que requieren una solución.

 En el caso del juzgador, nuestra labor adecuada y comprometida, en un año de tantas definiciones políticas, generará la estabilidad y paz social que requerimos como mexicanos para desarrollarnos adecuadamente.

Correo: temoc160892@gmail.com

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