ESTAMOS EN 200 PUNTOS DE DISTRIBUCIÓN EN AGUASCALIENTES

LA VIOLENCIA INTERMINABLE DE MÉXICO

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Por: M.D.A. Juan Camilo Mesa Jaramillo

Rector de la Universidad Cuauhtémoc

Los empresarios de Michoacán y de todo México se están cansando de la pasividad del gobierno ante la delincuencia, una pasividad que, a la larga, los convierte en cómplices del actuar de los grupos criminales.

Hace unos días, vi con profunda tristeza una nota donde mencionaban que 3000 productores de aguacate de Michoacán, cansados del asedio criminal, tomaron la decisión de levantarse en armas para defenderse de los cárteles de la delincuencia.

Este grupo “paramilitar” que hoy nace en dicho estado, es una potente fuerza armada privada que custodia la zona y se enfrenta a los grupos criminales ante la pasividad de las autoridades policiacas del lugar.

Según el periódico “Milenio”, este grupo usa armas de alto poder, y se organiza de tal forma, que limitan el acceso a delincuentes y sicarios en las zonas de Salvador Escalante, Ario de Rosales, Nuevo Urecho y Tarétan.

Para el periódico, uno de los comandantes comentó: “Queremos ser muy enfáticos. Nosotros no somos autodefensas, no somos grupos delincuenciales. Aquí en la vida lo único que sabíamos manejar era el machete y el asador. Últimamente se ha visto la necesidad de adquirir algunas armas aún con el miedo de no saberlas usar correctamente”.

Estos grupos han instalado barricadas, usan chalecos antibalas, fusiles AK-47, rifles R-15, pistolas escuadra y carabinas M-1 con lanzagranadas.

Según las personas de la vigilancia, los grupos están siendo financiados por empresarios del aguacate, que han decidió comprar armas y crear un ejército, pues al final esto les sale más económico que pagar extorsiones.

Viendo esta triste notica de Michoacán, recuerdo como en Colombia en 1997, Carlos Castaño, apoyado por ganaderos, empresarios y personas del común, fundó el grupo paramilitar denominado “Autodefensas Unidas de Colombia”, el cual nació del hartazgo de la sociedad frente a la ineficacia de las autoridades ante las extorsiones, secuestros y amenazas, en ese caso, de los grupos guerrilleros de la izquierda colombiana.

Lo recuerdo con tristeza, pues un grupo que inició apoyando la seguridad de ciertas zonas de Colombia, terminó por convertirse en uno de los grupos narcotraficantes más grandes y complejos de Colombia. Con cerca de 30 mil hombres, a este grupo en su desaparición en 2006, se le habrían adjudicado alrededor de 100 mil homicidios.

Tenemos que ser claros, los empresarios de Michoacán y de todo México se están cansando de la pasividad del gobierno ante la delincuencia, una pasividad que, a la larga, los convierte en cómplices del actuar de los grupos criminales.

Lo triste de esta situación, es que esta “salida fácil” de armar grupos de vigilancia privada, generalmente termina convirtiéndose en grandes problemas, pues mantener un grupo armado es bastante costoso, y cuando el conflicto termina, muchas veces es complejo reinsertar a la vida civil a quienes se acostumbraron al poder de las armas.

México esta tomando cada día un camino más complejo en la generación de violencia, una violencia que el gobierno no acepta que exista, o que quizás no entiende, y que, por lo tanto, no sabe como enfrentar.

Mientras esto continúe, nuestro país seguirá derramando sangre de muchos actores, pues cada día es más común conocer de personas ajenas a los conflictos que son alcanzadas por las balas de esta guerra, que tristemente no ve pronto su final.

Correo: rectoria@ucuauhtemoc.edu.mx

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