Por: Ing. Jorge Carlos Obregón Franco
Nuestra ciudad se ha caracterizado por tener un crecimiento importante en los últimos años, esto tanto en el aspecto económico como geográfico, y a su vez ha sido víctima de su propio desarrollo. Los temas de ordenamiento, seguridad, servicios, etc. Se han visto mermados y en más de un rubro las autoridades tanto locales como estatales han sido rebasadas. En este tenor, no han podido alcanzar el ritmo para atender en tiempo los nuevos requerimientos y necesidades de nuestra sociedad, y si bien es entendible que esto suceda, no debemos de caer en este argumento para justificarnos y no hacer lo posible para ponernos al día en las nuevas demandas de los ciudadanos.
Recientemente pusimos sobre la mesa la necesidad de modificar algunos reglamentos y marco regulatorios en temas energéticos, dentro de los cuales van los temas eléctricos. Si bien ahorita existe incertidumbre del desenlace que pueda tener el intento de contra reforma energética, es importante considerar que la ley siempre debe de estar abierta y viva a los cambios y en la medida de lo posible anticiparnos a estas demandas. Será muy importante para los marcos regulatorios, incluir los temas que de manera inercial será casi imposible de detener, como lo son el mayor uso de energía eléctrica derivado de nuestros nuevos hábitos y sobre todo en temas de la movilidad, pues tomará una relevancia muy significativa la correlación que tendrá la movilidad con la disponibilidad de energía eléctrica.
Para que tengamos la ciudad que queremos, competitiva, de vanguardia y moderna, es necesario que las autoridades estén abiertas a modificaciones en reglamentos y normativas, claro según sea de su competencia, pero que de alguna forma estén conscientes que esta dinámica de cambios se tiene que dar de manera periódica y prácticamente sistemática. La evolución tecnológica avanza a tales pasos que la ley queda obsoleta en periodos de vida muy cortos, por lo que considero que todos los niveles de gobierno deberían de contar de manera sistemática con espacios y tiempos para las modificaciones de ley que tanto la sociedad como el propio gobierno requieren para adaptarse a las nuevas realidades que acontecen a la ciudadanía. Todos queremos una ciudad más competitiva y todos debemos de poner de nuestra parte, y como dicen arrastrar el lápiz, para que la propia ley sea la que invite a nuevos modelos de negocio o a inversiones con más certidumbre jurídica. No es una tarea fácil, pero el binomio sociedad y gobierno sin duda lo pueden alcanzar en la medida que exista la voluntad de ambas partes. En León, la administración pública siempre se ha caracterizado por la colaboración entre sociedad y gobierno, y esperemos que en estos temas no sea la excepción. ¡Vamos por un León más competitivo!
