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LA FUGA DE TALENTO EN MÉXICO

Ing. Cuitláhuac Pérez Cerros

El modelo exportador mexicano que se ha basado en productos de bajo contenido nacional, ha provocado que los empleos mejor pagados se generen en países como Estados Unidos, Alemania, Japón, India y Corea, por ser desarrolladores de tecnología. Son los países más desarrollados, los que producen la demanda y se transforman en enormes imanes, que atraen especialistas capacitados para aplicar los conocimientos en nuevas ideas y productos.

México ha carecido de una estrategia política en los ámbitos industrial y tecnológico, la cual representa una gran omisión para nuestra economía, tomando en cuenta la intensa competencia mundial, convirtiéndose en un país históricamente maquilador, sin tecnología propia, de bajo capital, poco o nulo valor agregado, altamente dependiente de economías extranjeras y con trabajadores de bajos ingresos. Sin embargo, las dependencias y organismos de los gobiernos federal, estatal y municipales, relacionadas con las políticas públicas industriales, han crecido desmesuradamente y sus sueldos son superiores a puestos similares en el sector privado, muy a pesar de que se encuentra plenamente comprobado y demostrado, que los resultados han sido negativos, en la mayoría de las ramas industriales de nuestro país.

La fuga de talento es un problema que está asociado a la baja competitividad del país. La migración altamente calificada, implica la pérdida de inteligencia en el país de origen: talento que otros países aprovechan. Nuestro país ocupa el séptimo lugar en el mundo como exportador de cerebros, por debajo de Gran Bretaña, Filipinas e India. La escasez de ofertas laborales, largas jornadas de trabajo y sueldos mal remunerados, son algunos de los factores importantes en la fuga de talento, además de considerar que en países como Estados Unidos y Canadá, cuentan con políticas públicas de atracción de talento.

Podemos afirmar que todo recurso humano que no regresa a México, debe ser considerado como el financiamiento de un talento que finalmente, se quedará en el extranjero, generando la fuga de cerebro, debido a que las ofertas laborales que les ofrecen, son mucho más tentadoras que las que pudieran encontrar en el país. La cifra más reciente respecto a la fuga de cerebros en México, es de cerca de 12 millones de mexicanos que viven fuera del territorio nacional, de los cuales el 9%, son talentos altamente calificados y el 85% de ellos se encuentran en Estados Unidos. El fenómeno de la fuga de cerebros continúa, por diferentes factores que atraviesa nuestro país, incluso, esto ha llevado a exigir el diseño de políticas públicas para mitigar este fenómeno, sin embargo, lo que estamos viviendo actualmente, lejos de incentivar la permanencia del talento mexicano en nuestro país, agrava de manera preocupante la salida del talento mexicano, en busca de oportunidades en el extranjero.

En la actualidad, el desarrollo científico y tecnológico, la innovación o la especialización laboral, se han convertido en motores importantes para lograr ventajas competitivas y potenciar el desarrollo económico y social. Para lograr activar dichos motores, los países requieren de personal altamente calificado, así como de infraestructura, empresas, inversiones cuantiosas, planeación y otros medios para desarrollar estas actividades.

Es una lástima que el talento mexicano, sea más aprovechado en otros países que en el territorio nacional. La migración calificada, limita el desarrollo científico y tecnológico de México y por ende, su desarrollo económico. Hoy más que nunca los necesitamos, es indispensable que el talento mexicano sea aprovechado en nuestro país, porque esta es la única vía, para dejar de ser país históricamente maquilador y convertirnos en un país desarrollador de tecnología, de productos y servicios necesarios e indispensables, para el fortalecimiento del mercado interno, sin embargo no todos piensan lo mismo, debido a que en los últimos dos años, hemos sido testigos, de la masacre que se ha realizado por parte del gobierno federal hacia las instituciones, organismos, programas y fideicomisos enfocados al desarrollo científico, tecnológico y económico, lo cual deja mas que claro, que lo que menos desean, es que México se convierta en un país desarrollado, con tecnología propia, con productos y servicios de alto valor agregado y con empleos altamente remunerados. Sin embargo, la posibilidad de que México se estanque siendo un país maquilador y altamente dependiente de la economía y tecnología de otros países, es cada vez mayor. Lamentable es pensar que tendremos que vivir en la mediocridad, en que nos han sumergido nuestros gobernantes.

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