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LA TARDE DE LEO

Por: Lam. Héctor Chávez Álvarez

El pasado domingo 19 de enero se llevó a cabo el arranque del Serial Taurino León 2020, en el cual alternaron los matadores Antonio Ferrera, Andrés Roca Rey y el hidrocálido Leo Valadez, lidiando toros de la ganadería de Mimiahuápan, propiedad de don Alberto Bailléres.

La plaza lució prácticamente llena ante un cartel esperado por la presentación de Roca Rey, quien se coloca como el favorito del toreo a nivel mundial, y del matador Antonio Ferrera quien con su arte taurino ha demostrado que está en uno de sus mejores momentos.

Poco se hablaba del joven hidrocálido, quien con poco más de dos años de alternativa lleva en sus hombros el peso de alternar con figuras mundiales del toreo.

Así comenzó la tarde donde la afición gritaba el nombre de Roca Rey y del maestro Ferrera.

Salió por toriles el primero de la tarde y el maestro Ferrera recibía con el capote dejando paisajes de arte a un complicado toro que fue a menos y con el cual no tuvo suerte.

Apareció el segundo en el ruedo y la gente se emocionaba al ver al peruano Roca Rey, primero con el capote dejando bellas estampas con mucho temple, ya con la muleta metió al toro a la faena y con labor logró corta la primera oreja de la tarde, la gente contenta en los tendidos le seguía gritando al joven peruano.

Se abrió la puerta de toriles y salió el toro de nombre Cariño, y fue ahí donde el joven hidrocálido callado y en su papel de tercer espada, caminó por el ruedo capote en mano y recibió al toro con bellísimas Verónicas. El joven Leo, que es callado y muchas veces tímido, se comenzaba a transformar en cada lance, la gente en los tendidos comenzó a exclamar ese bello canto de los toreros, el “olé”,  y tras hacer que la afición se parara de sus asientos, el joven matador fue por las banderillas y la gente le respondió con júbilo cuando las colocó de manera precisa y con la facilidad de salir de los terrenos del toro con arte y valentía, sin que los subalternos entraran al quite.

La gente estaba pegada a su asiento y no perdía detalle de la faena que con muleta el joven realizaba, valiente y elegante se paraba Leo y hacía con el toro una misma imagen, pegado, estático, toro y torero se ganaban a la afición de la plaza, rematando la faena con una gran estocada  fulminante. Los pañuelos blancos llenaron los tendidos y entre gritos de “torero, torero” el Juez concedió las dos orejas.

El joven matador se veía emocionado y feliz, y es que plaza donde se presenta realiza la misma faena, la más importante, la de demostrar en el ruedo que no le intimida alternar con Ponce, Roca Rey, Joselito Adame, Payo, Ferrera. Él sabe y tiene con qué, con un toreo que se podría catalogar de artístico, valeroso y técnico.

Una conjunción que se antoja en el ruedo, un torero fresco, con ganas de triunfar cada tarde, que se ve que disfruta con el toro, que disfruta con la gente y que sin lugar a dudas llegará muy lejos, porque hoy por hoy ha marcado su nombre en las plazas más importantes de la República donde se ha presentado, y eso le ha dado pie a codearse en carteles de gran categoría.

Al final los tres matadores salieron a hombros de la Plaza La Luz, colocándose Leo Valadez como el triunfador de la tarde al cortar tres orejas, seguido del maestro Ferrera y de Roca Rey que cortaron un apéndice en cada toro.

Para los hidrocálidos que estábamos ahí fue un momento de alegría, de júbilo, de ver cómo ese joven matador que hace unos años veíamos como un niño callado, ahora se pone al tú por tú con las figuras del toreo, pero siempre, siempre respetuoso, educado y reservado, sin alardear sus faenas.

Bendito Aguascalientes, tierra de grandes toreros…  

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